SOBRE LA REALIDAD
-SOCIEDAD, FAMILIA Y EDUCACIÓN-
Atlas
Gerhard Richter
16.3.89 1989 10 cm x 15 cm Oil on colour photograph
Así como si se tratara de Atlas, una de entre tantas colecciones de la obra de Gerhard Richter, paisajes fotográficos que pierden su coherencia interna a causa de la superposición de trazos de pintura ejecutados con fuerte contundencia, nos vemos sumergidos en una doble realidad social, donde de forma paralela, la fotografía como parte inseparable de la realidad objetiva, camina de la mano de la pintura, intrínseca de la realidad social subjetiva.
Como se dice en Sils (1992), “nos vemos frente a un diálogo entre los perfiles que ofrece la naturaleza y los principios cromáticos y formales de la imaginación creadora”, una realidad formada por dos polos; por un lado, el material y externo a la existencia del sujeto y por otro, el mental e interno de todo aquel capaz de reflexionar sobre su propia existencia. Reflexión sobre el eterno retorno, sobre lo verdadero y lo falso, reflexión sobre cómo sería el mundo cual fruto de mentes, ideas y sentimientos intactos, ajeno al mundo físico, o por el contrario, limpio de cualquier tipo de transformación perceptiva, situado por encima de las visiones individuales o colectivas.
Desde que nacemos, nos dirigen sin pausa a organizar de manera estandarizada una visión del mundo real como respuesta a una interacción recíproca en la estructura dialogante de lo mental y lo material, la búsqueda de una única respuesta válida/real para todos. Gerhard Richter en su caso, para la ejecución de su obra tuvo que conocer bien la marcada diferencia que jugaban las dos realidades diferenciadas sobre un único plano, lúcido conocedor como parte integrante de las mismas, consiguió ponerlas sobre una única línea que marcaba visualmente su paralelismo, cercanía y división entre una parte y
la otra, fue completo constructor, de principio a fin, de esa unidad de cambio/realidad
formada por dos partes diferenciadas entre si. Tal y como se explica en Sociología del
cambio social, “la realidad social además de ser exterior a los individuos también es
introyectada por ellos, construida activamente en la propia interacción humana, por tanto,
no está encerrada ni en el mundo exterior ni en el sujeto individual, sino en su compleja
interacción dinámica”. Llegados al punto, demos el paso de analizar las realidades
sociales que nos envuelven, su dinámica de interacción, para así ser libres de aceptarlas
o en su caso, cambiarlas comprendiendo y siendo capaces de explicar desde dentro,
cuáles son sus principales fundamentos, comprender como partes separables del todo, lo
que existe fuera, modelado a nuestra imagen y semejanza, ser conscientes del modelaje
procesado, para comenzar a conocer lo que modelamos y lo que es más importante, ser
capaces de elegir el modo en el que conscientemente decidimos modelarlo. Pese a
todo ello, solemos caer en la trampa de lo reproductivo, de la constante imitación de lo
que nos viene dado, sin necesidad de pasar por filtros, nos acomodamos dando por
bueno lo que muchas veces no tiene ni nombre.
Sea por conveniencias del sistema o
por las propias comodidades del individuo como parte de un colectivo, la mayoría de los
días nos acabamos despertando prisioneros de nuestro confortable y falso pensamiento
de ser partes inseparables de una única realidad preestablecida, rígida y
permanente, inmóvil a cualquier tipo de versatilidad.
Espacio Individuo
Objetivo Material Subjetivo
Mental
Por ello consideraría imprescindible, como motor de cambio, educar desde los cimientos a ser dueños y responsables de las realidades sociales existentes, mostrar la multiplicidad de soluciones posibles frente a un único problema; promover que al igual que ocurre en la obra del artista, los trazos de pintura representan tanta realidad como la base de realidad en la que aparecen. El sistema español en la educación artística de bachillerato, sería un claro ejemplo de cómo la sociedad, como producto de sus miedos a lo desconocido, se empeña continuamente en ocultar esa multiplicidad de caras existentes de la propia realidad, se ofusca en querer mostrar una única y por ello veraz silueta de lo que conocemos como real, donde un currículum oficial establece con precisión cuáles son los logros y las metas a alcanzar, sin capacidad de ir más allá de lo que ya conocemos, castigando mediante la marginación cualquier tipo de desviación frente a la norma. Como producto de nuestro conformismo, sumisión a lo dado, nos vemos intrínsecos a una continua búsqueda de la estandarización, una lucha, en el caso del campo artístico, frente a la posibilidad de tener pensamientos divergentes plasmada mediante el reinado de la mímesis, el intento de reproducción idéntica de la realidad exterior del sujeto; demos sino por ejemplo la línea tomada por el bachillerato artístico, donde como meta se tiene preparar al alumnado para la superación de la prueba de selectivo de Dibujo
permanente, inmóvil a cualquier tipo de versatilidad.
Espacio Individuo
Objetivo Material Subjetivo
Mental
Por ello consideraría imprescindible, como motor de cambio, educar desde los cimientos a ser dueños y responsables de las realidades sociales existentes, mostrar la multiplicidad de soluciones posibles frente a un único problema; promover que al igual que ocurre en la obra del artista, los trazos de pintura representan tanta realidad como la base de realidad en la que aparecen. El sistema español en la educación artística de bachillerato, sería un claro ejemplo de cómo la sociedad, como producto de sus miedos a lo desconocido, se empeña continuamente en ocultar esa multiplicidad de caras existentes de la propia realidad, se ofusca en querer mostrar una única y por ello veraz silueta de lo que conocemos como real, donde un currículum oficial establece con precisión cuáles son los logros y las metas a alcanzar, sin capacidad de ir más allá de lo que ya conocemos, castigando mediante la marginación cualquier tipo de desviación frente a la norma. Como producto de nuestro conformismo, sumisión a lo dado, nos vemos intrínsecos a una continua búsqueda de la estandarización, una lucha, en el caso del campo artístico, frente a la posibilidad de tener pensamientos divergentes plasmada mediante el reinado de la mímesis, el intento de reproducción idéntica de la realidad exterior del sujeto; demos sino por ejemplo la línea tomada por el bachillerato artístico, donde como meta se tiene preparar al alumnado para la superación de la prueba de selectivo de Dibujo
Artístico (interpretación o reproducción de un bodegón). A lo largo de dos cursos se dejan
de lado otras materias del área que fomentarían aspectos a desarrollar como la
creatividad, el descubrimiento de la propia identidad y el desarrollo de la capacidad de
crítica; materias como la abstracción, el desarrollo del propio interior del individuo donde
existe cierta dosis de huída de lo real/material, sufre un papel inexistente por causas tan
sencillas como la moral meritocrática que forjan las instituciones, de este modo llegamos
a la situación actual, tanto al profesorado como al alumnado, les resulta más sencillo
centrar su área de conocimientos en otros campos más objetivables, reales y comunes a
todos, alumnado- ceñido a imágenes conocidas (huída de lo desconocido)/profesorado-
evaluación numérica (sistema meritocrático).
En definitiva, sin mayor intención que analizar la circunstancia social en la que se desarrolla este acontecimiento y sin ningún tipo de ánimo pedagógico, pero si, con la intención de reflexionar sobres otros medios y soluciones dentro de un mismo problema; con respeto a la abstracción, mencionada anteriormente, trazar una última pincelada, como una de las posibles estrategias de búsqueda de lo desconocido o intento de aproximación.
¿Aprender a aprender?, ¿el qué?, a conocer multiplicidad de opciones, cuantos más colores, más rica será la obra. A ser constructores de realidades a partir de ese conocimiento sobre las interacciones dinámicas procedentes de entre las unas y las otras de modo que conozcamos el grado de cohesión existente en el marco de la realidad social y la propia realidad. Asumamos, que todo aquello aparentemente preestablecido, está sujeto al principio del cambio, tanto lo que ha ido formándose durante milenios (el contenido de la imagen fotográfica; Sils) como lo creado en un momento (los brochazos abstractos de color sobre la imagen; Sils) y esa suma de momentos por el artista, son los que marcan definitivamente la transformación de las direcciones de las partes formantes de la imagen, en este caso, la realidad.
En definitiva, sin mayor intención que analizar la circunstancia social en la que se desarrolla este acontecimiento y sin ningún tipo de ánimo pedagógico, pero si, con la intención de reflexionar sobres otros medios y soluciones dentro de un mismo problema; con respeto a la abstracción, mencionada anteriormente, trazar una última pincelada, como una de las posibles estrategias de búsqueda de lo desconocido o intento de aproximación.
¿Aprender a aprender?, ¿el qué?, a conocer multiplicidad de opciones, cuantos más colores, más rica será la obra. A ser constructores de realidades a partir de ese conocimiento sobre las interacciones dinámicas procedentes de entre las unas y las otras de modo que conozcamos el grado de cohesión existente en el marco de la realidad social y la propia realidad. Asumamos, que todo aquello aparentemente preestablecido, está sujeto al principio del cambio, tanto lo que ha ido formándose durante milenios (el contenido de la imagen fotográfica; Sils) como lo creado en un momento (los brochazos abstractos de color sobre la imagen; Sils) y esa suma de momentos por el artista, son los que marcan definitivamente la transformación de las direcciones de las partes formantes de la imagen, en este caso, la realidad.
Rebeca Zurru Fernández
Rebe, aquí te sale el texto en blanco y el fondo en blanco y no se ve nada...
ResponderEliminar